miércoles, 8 de agosto de 2007

Viaje en medio de la nada



…Hacía un frío que penetraba intenso en los huesos, la tarde estaba más oscura que nunca. Yo caminaba dejando todo atrás con cierta indiferencia. En mi cabeza todo se revuelve cuando camino sola, puedo además sentir cada paso con profundidad, incluso creo que no estoy. Por un instante pensé que era la única que deambulaba por esa calle, todo sonido se esfumó en el viento y sólo era la lluvia la que caía con melodioso compás. De pronto regresé, ví de nuevo la escena de realidad, los vehículos interrumpieron lo mudo del paisaje y todo se transformó a lo cotidiano. Aun así, seguía caminando con una prisa despreocupada, totalmente inconciente. Recordé algunas palabras sueltas que oí durante el día, nada tuvo sentido por un momento. Tuve de repente la sensación de ser perseguida y aceleré aun mas mi paso, pero ¿por qué?, por qué apurarme, ese momento era exquisito, pude hallar un minuto de paz con algo tan simple. Pero ahí estaba, destruyendo la armonía, cortando las emociones, todo por una estúpida aflicción sin fondo, esto fue el colmo, soñé, viví, volé, respiré y escuché el silencio, todo en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo, el miedo me trajo de vuelta, hacia este lugar, en dónde trato de subsistir hasta el punto de hacer creer que vivo, donde me limito a observar, cello mi boca bajo mil llaves, vendo mis ojos y tapo mis oídos. Es que en verdad, ¿para qué sirven en este lugar?, prefiero guardar aquellos privilegios para esos momentos en los que ya no existo, cuando mi alma sale de la prisión, y corre libre por los caminos…

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