martes, 15 de julio de 2008

Palabrerío en el Everest



Decidida, plasmada, arrogante, incoherente, despistada, enfurecida, apasionada, impresionada, desaforada, luego de un quejido de garganta -algo tan humano como eso- me dispongo a enlazar letras, junto con un diccionario de redondas palabras cohesionadas, ensimismadas, brillantes, prodigiosas, dignas de nuestra lengua, porque vibran en la creencia de que con ellas es posible alcanzar la cúspide del majestuoso de los Himalayas, o embellecer aún más la luna fulgurante de los enamorados, descifrar la impetuosidad, el desplante de lo que es amado, deseado, odiado, o también la sencilla definición del todo. Obtener la desnudes de lo tangible, frente a las ideas, despedazarlas, exprimiendo sus particularidades, estimulando la divina imaginación, el don, el privilegio de la humanidad. Hablar gozando, hablar sintiendo, hablar entregando parte de uno mismo, explicando, diciendo, enseñando, conversando, preguntando, respondiendo, maldiciendo, describiendo, recordando, amando, analizando, defendiendo, argumentando, refutando, afirmando, declarando, queriendo. En el sentir está la magia de la voz, hay palabras simples, hay frases simples, hay te quieros simples, hay sinceridad, hay repuestas complejas y hay verborrea también, pero cuando se siente, se hace propia la utilidad de las letras, se une a la piel, sencillamente son expuestas, son puras, son reales, y pueden provocar lo que se quiere provocar. Yo quizás en tanto me contrapongo o me doy cuenta de mi propia inconsecuencia, busco palabras nuevas y busco enlaces armónicos, juego y estallo de felicidad uniéndolas, coloreándolas, destruyendo sentidos o tal vez hallando el propio dentro de sus énfasis, lo sé, hablo de simpleza y de sentimiento, pero me enloquece tenerlas entre mis manos, me descontrola poseer la facultad de darles forma, de expresar todo lo que quiera, la belleza y el misterio, el trasfondo, lo implícito, la metáfora, la dirección, la ironía, el destape, el desahogo, la verdad, la locura, la espontaneidad o la gran elaboración. Yo sinceramente me revuelco entre sus posibilidades, para mi las palabras son las cálidas plumas de la almohada, son el sueño más reiterado, son la escalera a las nubes o al infierno, son la ventana a otros espacios, son mi medio para decir que te quiero, o para pintar lienzos de experiencia, plasmar todo, confesar, recordar, desvestir la vergüenza, decirlo todo, escribirlo todo, borrar todo y volviéndolo a escribir, publicarlo o esconderlo, o poniendo un exquisito punto suspensivo o tal vez uno final, si, entre comas y tildes, esta vez es decisivo.
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