lunes, 29 de junio de 2009

A Contraluz


Las manos a contra luz, palidecidas
Esperan inquietas el quiebre de roces
como van las sedas de una boca, envestidas
sacrificando palabras, sin oir esas voces.

Madriguera de huérfanos en noche inquilina
Pulso de fieras hacia los rincones veloces
Sangre en la arteria como vertiente en las colinas
Cuando las aves de mañana amen en vientos feroces.

Dominio de tierra en semilla de pieles
Fornidas de hierbas endulzan la prisa
horas sin relojes, abrazan las sienes

Los arcos de cintura sobre el curso de la brisa.
Encima de la vida bañaron de tersas mieles
La forma de los cuerpos que el límite no divisa.
.

*Lila Andelizha.

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