martes, 13 de marzo de 2012

Detrás de la Cima.


*

Estoy inmersa en medio del nivel del océano,
medio dentro, medio fuera.
Sumergida en este, un segundo calmo, siniestro,
ahogado y azul de la espera arrebatada.
Tengo confianza, entereza; tu desición me flagela el aliento,
del mismo modo que estremece y repara la pàlida piel de mi alma,
a veces seca, a veces llena.

Está bien, existo y me reconozco frente a tu intermitencia.
Existes tú, pero hoy el yugo del silencio compasciente
está cayendo violento desde una ardiente cima de belleza
y dolor infantil. Se marchita, se desprende en este instante
vuestra imagen idealizada, ahora eres, porque ahora estás
siendo, sin máscaras sucias sobre tu rostro curioso,
sin mugre entre los talones.

Tengo paciencia, tú tienes voluntad. Tal vez me siento aferrada
como un bebé al seno de su madre, a tu figura en el ayer.
Ayer cuando reclamabas sordamente tu vital espacio ,
mientras besabas e intentabas
ser mío, ser-nos.

Me aferro, te aferraste a un cuerpo en las sombras,
y quisiste hacer material la penumbra.
Pero ahora, ahora mueres. Para mí mueres, el mundo
vislumbra tu muerte. Te entierras en la tierra y apretando tu cuerpo,
llorando, sometido, violentado al recuerdo, procuras
nacer desde las raíces más húmedas y fértiles,
nacer tras asesinar a los patrones sombríos que te
observaron crecer desde las ventanas.

Tu viaje me duele y me enternece, es vida y muerte,
es eterna duda, eterna promesa.
Pero te espero, te espero hombre de ojos infinitos ,
detrás de la colina, como lo he hecho siempre.
Te espero porque ansioso se pone mi ser,
tiemblan mis entrañas. Ansiosa espero al hombre al que
supliqué su presencia. Ese hombre que en pocos

días abrirá la tierra de su corazón, y con la piel nueva
mirará al mundo de frente, como un igual poderoso,
como un campo de trigo fértil, lleno de razones y parabienes,
ese hombre que vendrá a dar pasos tranquilos,
vastos de sabiduría y amor.


El amor es eterno. El dolor es eterno.

*
Lila

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