sábado, 29 de septiembre de 2012

Hábitat

*
No, ya no extraño con olor a flor marchita
extraño con resina y ceniza de mi pecho.
Extraño mirando al cielo, esperando el escupitajo,
Extraño como sin deseo, como sin aguardo.
Escuchando un tango roído, extraño sencillamente el nombre,
La piel, la boca, el calor de un mes florido.
Pero no extraño con el abatimiento de altamar,
Ni  con el dolor purulento de horas en vela.
Extraño con pellejo cansado, con los pies heridos.
Extraño con la desesperanza de una melodía olvidada,
De un charco seco, de un niño taimado.
De una madre amargada, de un hombre vagabundo.
Con la melancolía de un aniversario de muerte,
De una fiesta sin gente, de un cumpleaños maduro.
Extraño con la mente, con el pensamiento.
No extraño como ayer, con el alma y el aliento.
Extraño lentamente, consciente, en un mar quieto.
Ya no extraño con la sangre hirviendo,
Ni con el sueño permanente del regreso, del renacer.
Extraño con la frialdad de un sobreviviente de guerra,
de una mañana de domingo con trueno y lluvia,
De un juez proclamando la sentencia.
Extraño con la seriedad de un hombre abatido,
Con el ceño fruncido; extraño con detención,
Con la mirada hacia el cemento sucio.
Extraño silente, extraño triste, pero extraño fuerte,
Extraño sin horizonte, sin camino, sin amaneceres.
Extraño albergando la ausencia, soslayando la espera.


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Lila Andelizha

domingo, 23 de septiembre de 2012

Soy la Tarde, Espero la Noche.



***

Tengo la piel cansada del atardecer.
Siempre se atardece mi vida.
El sol es caprichoso y la noche sinuosa
Se van llevando lo mejor de mi alma

Los días se atardecen, los árboles susurran

Se dice que de mí nace una tarde eterna,
Un rondó infinito sin el sol
Las manos enterradas en la oscuridad

Estoy inundada de atardeceres

Un constante devenir a media luz.
Se asoman el horizonte, las luciérnagas
El pellejo se marchita nocturno

La ventana amanece atardecida

No conozco la mañana, menos el día
Tengo tardes, tengo noches
Se humedecen mis sentidos en la tarde

La tarde me lleva la vida

Nunca transito en el largo día.
Una puesta de sol inquebrantable
Hace de mí un sonido estremecido.


*
Lila A.