
(Lo siguiente puede ser llano ejemplo de un juicio ulterior a un acto cometido [desafortunado], liberado sencillamente por cierta torpeza a la hora de la remisión de impulsos.)
(…)fue cuando surgió de nuevo la estúpida motivación, bastante 'aturdida', la que proviene del cúmulo de ideas que me la paso elaborando en mis caminatas circulares hundida en humo de cigarro, ahí frente a frente, a viva e inescrupulosa voz: “...¿eres feliz?”. El problema estuvo en la amplitud, por qué no un simple ‘¿estás bien?’, ¿y si de pronto aquel hombre hubiese estado con una tristeza desgarradora y por consiguiente me hubiera mirado con ojos dilatados, medio salidos, pasados a llevar, insultados por la pregunta fuera de contexto de la que es víctima mi cordura cada vez que se entrega cual flor naciente a la luz del sol a la impía espontaneidad?, mi vida corrió peligro, corrijo, no fue mi vida, más bien, la maldita idea que se arma la multitud patudamente de mi persona, cuando recurro a tales expresiones ¿magnánimas?, cuando se me escapa la sincera y reverenda gana de preguntar o responder cosas tan ‘sofisticadas’, tan extrapoladas del nivel trivial que ‘debe’ tener o practicarse en un encuentro relativamente casual de dos personas relativamente conocidas, en un lugar relativamente no-apto para hablar e interrogar a niveles catastróficos, insostenibles, supremos, o quizás, filosóficos(?). ¿Feliz?, ¿Quién demonios responde esa pregunta en estos días?, me imagino, a veces, ir por las calles -o mejor aún- en el metro, un típico viaje subterráneo de nueve de la mañana, con la gente limpia, recién salida del candor de su hogar, algo inquietos, algo molestos por cumplir la rutina, y proceder como abeja despechada a molestar con el zumbido de una mujer algo torpe y de poca empatía a preguntar al mero azar a cualquiera de los que allí viajan: “¿Señor, es feliz?”....o “¡hey tú!, ¡Si, tú! ¿Eres feliz?”. De seguro se quedarían mirando, como no comprendiendo si lo digo enserio, o me estoy burlando de su perfil desganado, tal vez, se reirían y me preguntarían –como para evitar responder-: “y tú, ¿lo eres?”, otros gravemente se apartarían de mí o me contestarían algo así como “no me molestes por favor”. ¿Lo soy?, ¿Soy feliz?, ¿Cómo o qué es la felicidad?, al menos en mi modo de concebir conceptos tan temerarios y e insostenibles como aquellos resolvería felicidad como el tránsito hacia un estado sublime, no la muerte, ni una gran fortuna, es ese estado que sólo otorga el tiempo, cuando hay noción de él y su efecto, eso a lo que uno quiere atribuir una justificación, un deseo por validar tiempo y vida en este lugar, tampoco es trascendencia, es sencillamente sentir la consistencia del aire, sentir la tierra bajo los pies y luego retornar a los años transitados y pensar que aquello une más los talones a sus raíces, aquello es lo que ha sido real hasta nosotros, hasta donde puede ser vislumbrado y el instante en el que es posible dar cuenta de ello, es aceptar la vida aquí, es concebir una acepción aliviadora y refulgente, es creer, es reconocimiento, es tranquilidad y todo eso conforma a su vez la felicidad(...)
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Lila Andelizha
*comentario ñoño del día*
ResponderEliminaresa imagen es de un manga llamado Uzumaki (espiral en japonés) y el dibujo es súper extravagante y la historia mega psicótica D: es bien loco C:
besho ♥