lunes, 23 de mayo de 2011

Bron-yr-aur


Te amo.
Infinito universo
ser que llena tiempos
voz que anhelo oir por los espacios
trascendencia luminosa que no ha de morir
escencia azul de las aguas de tus ojos de paisaje
piel como mapa de vuestro sentir, pálpito rojo de tus poros
manos como la miel que mi cuerpo desea con impaciencia vivaz
esperanza única del amor, hijo de los asombros que contigo quiero ser
a gritos tiernos muero en cada álito que emites en todo los rincones de mi amor.


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Lila Tangerine.

sábado, 7 de mayo de 2011

Giro


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"(...)Siento en plena convicción y sabiduría que un renacer es la clara señal de que este interminable ciclo, quiere desplegar una arista rupturista, un giro. Más no actuamos nunca para único fin, más bien, quiero que seamos conscientes de ello, la historia de otrora pesa en mis talones, de la misma manera que ha pesado en los vuestros. Pero mirémonos, estamos completos, porque así lo queremos, porque se ha gestado una desición que puede torcerle la mano al yugo siniestro de los dolores, una desición expiatoria, un vuelco hacia otra eternidad, una paradoja infinita, eso hoy se abrió y no podemos ser ciegos en lo que ha ocurrido en el orden del cosmos. Amor, Hombre, vida, yo te entrego mi entereza y mi convicción.(...)"

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domingo, 1 de mayo de 2011

Desconocido

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___Sólo a un desconocido, podría yo contarle toda esta, la maldita fortuna mía, que cayó para cubrirme con sus mantos tristes. Sepa usted, desconocido oidor que me he encontrado en la memoria, que el amor mío me lo han arrebatado desde las propias venas, con despiadada e impía violencia, sin mesura, ni sutileza. También sepa, usted, mi querido confidente oportuno, que aquel hombre, tan humano, vasto e imperfecto al mismo tiempo, se fue con un fantasma de insostenible figura. Yo pensaba, óigame usted, que el inmenso, nuestro amor grandioso, que poco a poco sonreía más, eran tan cierto como cada palabra, o cada amanecer por el que comienzan los días. Creí yo, por amante del amor, que todo bien iba, que todo minuto valía, que vuestra mente, alguna vez nublada, yacía junto a mi lecho, olvidando, volviendo a florecer. Atiéndame usted buen oidor, a esta, mi proclama desesperada, que a las manos mías hacen temblar. Yo creí ser su milagro, pues, sepa que él así me lo decía, su figura redentora, que con este, mi eterno amor honesto, había hecho yo de él un hombre nuevo, un hombre sin pesar en su pasado. Pero ya lo ve, cómo se lo he relatado, la vida mía está herida, más mi corazón se empapa de una tristeza profunda, un sin razón que se convierte en un yugo que en los hombros míos como una cruz pesa. Buen desconocido, sepa usted, por mi palabra inquieta, que la amargura que hoy siniestra me embriaga, hacia la muerte misma empujándome quiere que llegue.

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Lila, Resilente.